viernes, 19 de marzo de 2010

Impresiones lúdicas (y 6)

Sigo con la serie de impresiones lúdicas, pequeños comentarios con mis primeros pareceres sobre los juegos que voy jugando.

Samarcanda (1982)

A veces es difícil explicar por qué nos gustan algunas cosas. No hay motivos racionales, no hay explicaciones lógicas, simplemente nos gusta. Esto es lo que me sucede con Samarcanda que, sin ser precisamente un gran juego, me gusta jugarlo de vez en cuando y disfrutar de su encanto a juego antiguo y caduco, pero aún así divertido.

Es un juego de comercio en el que los jugadores son una suerte de émulos de Marco Polo que viajan desde Venecia hasta Samarcanda, pasando por desiertos, ciudades, aduanas, ladrones, piratas genoveses, mercados, etc. comprando y vendiendo plata, especias, sal, gemas, seda y marfil.

Es extremadamente sencillo y se nota la época en la que se creó en, por ejemplo, el sistema de movimiento: tirar un dado y avanzar el peón tantas casillas como el resultado. Sin embargo, funciona muy bien, y el "subidón" que se produce al conseguir el monopolio de una mercancía es una emoción que en pocos juegos he experimentado.

Se trata de un juego editado en Italia en 1982 y la compañía que lo editó hace muchos años que desapareció, lo que significa que el juego es muy difícil de conseguir. Mi ejemplar me costó casi tres años de búsquedas por eBay. Y no por que no vayan apareciendo ejemplares regularmente, sino por que el precio siempre se disparaba demasiado.

Me encantaría hacer un rediseño del tablero de juego, porque el original, aunque precioso a la vista, no acaba de ser del todo práctico para jugar, pero mis capacidades gráficas no están a la altura. Si alguien se anima, que contacte conmigo, que me comprometo a proporcionarle toda la información necesaria para ello.

...aber bitte mit Sahne (2008)

Hace unos meses hice la traducción del reglamento de este juego.

Es la mecánica de dividir pasteles llevada a un juego de mayorías de dividir pasteles. El colmo de la coherencia.

 La idea de que un jugador reparte y otros eligen también está presente en San Marco, un juego de Alan R. Moon y Aaron Weissblum. Sin embargo, en San Marco me resulta casi imposible hacer la división porque me saturo y nunca llego a una decisión clara, lo que en casi todas las partidas que he jugado me ha llevado a hartarme del juego y hacer la separación de las cartas al azar... Sí, lo sé, no es un juego para mí. ;-)

Sin embargo en ...aber bitte mit Sahne, me resulta fácil hacer la división. Quizá no hago siempre la división perfecta, pero al menos no me bloqueo.



Tobago (2009)

Un juego de buscar tesoros en el que los jugadores son quienes deciden dónde están los tesoros. Suena extraño, lo sé, pero el juego consiste en eso.

Leer el reglamento de Tobago me produjo el mismo efecto que en su día me causó el reglamento de Bohnanza: no lo acababa de entender sobre el papel hasta que me puse a jugar. En el caso de Bohnanza me resultaba difícil de entender toda la manipulación de las cartas, en el caso de Tobago resulta difícil entender el proceso de determinar con cartas de características del terreno la localización de los tesoros. Sin embargo, una vez empezada la partida, casi todas las dudas se desvanecen y el sistema casi llega a ser obvio.

El proceso de repartición de los tesoros, con su elemento integrado de forzar la suerte, y en el que no necesariamente se lleva el mayor beneficio quien ha ido a desenterrarlo, me gusta por su tensión, por su emoción y porque hace participar a todos los jugadores implicados en la definición del tesoro.

Los componentes y el aspecto gráfico de Tobago son sobresalientes. Es un juego que, cuando está desplegado sobre la mesa en plena partida, llama la atención de todo el que pasa cerca.

En mi opinión, un firme candidato para el Spiel des Jahres de 2010.

Shadow Hunters (2005)

Shadow Hunters es un juego de personajes ocultos, que han de descubrir entre el resto de jugadores a sus compañeros y cumplir su objetivo.

Con este juego aprendí lo importante que llega a ser el idioma en la apreciación de un juego. Lo llevé a las Ayudar Jugando 2008 y no triunfó. Tenía todo el juego traducido, pero los jugadores que no sabían inglés tenían que buscar la traducción de las cartas en las hojas de ayuda. La partida transcurrió con más pena que gloria, y la impresión final no fue muy buena y nadie quiso repetir.

Con ganas de volver a jugar el juego, antes de llevarlo a las Ayudar Jugando 2009, me entretuve en escanear todas las cartas, borrar el texto en inglés, poner el texto en español, imprimir, recortar y poner en fundas todas las cartas del juego. Y... ¡bingo! El juego gustó y jugamos varias partidas seguidas.

La experiencia de juego es similar a Los Hombres Lobo de Castronegro y a Die Kutschfahrt zur Teufelsburg, aunque creo que resulta más fácil de entender que estos dos porque el juego está más dirigido en el sentido de que queda más claro qué hay que hacer para ganar.

4 comentarios:

  1. Jeje, acabo de ver tu última foto en boardgamegeek :D
    NicePost!
    Un saludo

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  2. ¿A qué foto te refieres?

    Un saludo.

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  3. Del Samarkanda, estaban en portada y supuse que eran recientes.

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  4. :-) Pues mira tú, una casualidad de esas que pasan.

    Si recuerdo bien la foto del Samarcanda es de septiembre del año pasado. Y también la última partida que hice a este juego.

    Un saludo.

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